El secreto del laberinto.Conclusion

En esta segunda parte (y ultima,tranquilos) de mi exposicion desarrollare los argumentos que me han llevado a mi interpretacion del significado de los laberintos......seguidores de Dan Brown......lamento desilusionaros

Comenzando por la primera de nuestras afirmaciones, varias son las pruebas que podemos aportar al respecto. La mas obvia consiste simplemente en comparar las imágenes de algunos de los mas celebres laberintos que se conocen, con la estructura de nuestro cerebro. Basta un simple vistazo para darnos cuenta sin necesidad de un examen ulterior mas profundo, de las enormes similitudes que existen entre unas y otra estructura. Incluso existen representaciones graficas de laberintos en los que se ven claramente delimitados no solo los dos hemisferios cerebrales, sino incluso también el propio cuerpo calloso
Esta tesis lleva de un modo inmediato al desmentido de una falsa creencia que durante mucho tiempo se ha mantenido sin mayor base científica: aquella que consideraba como un axioma la afirmación de que las culturas llamadas primitivas eran incapaces de identificar el cerebro con la base del pensamiento.
Creemos que tal enunciado no se apoya en ninguna base sostenible puesto que en caso de ser cierto no tendrían ningún sentido los documentados casos de antropofagia en los cuales el vencedor de la batalla acababa devorando el cerebro de sus enemigos, simbolizando de este modo no solo una toma de posesión del cuerpo del vencido, sino también, y lo que es aun mas importante para el caso que nos ocupa, de su inteligencia, de sus pensamientos, de aquello que comúnmente se ha venido a considerar su alma.
Por ello resulta indudable que ya las culturas mas antiguas reconocieron aunque fuera de un modo rudimentario y poco elaborado la importancia del cerebro en los procesos mentales.
Aun mas fácil de explicar resulta el hecho de que pudieran tener acceso a imágenes del cerebro para después poder representarlo mediante figuras laberínticas, pues si bien y por lo general el cerebro permanecía oculto a sus ojos, no es menos cierto que los individuos pertenecientes a estas arcaicas culturas pudieron tener un acceso puntual a la visión de nuestros “engranajes” internos. Ello podía ocurrir por ejemplo con ocasión de la caída accidental de cualquier compañero de tribu o por cualquier tipo de herida producida en alguna reyerta con vecinos poco amistosos, situaciones que podían poner al descubierto algo que hasta el momento desconocían y que sin duda tuvo que llamar considerablemente su atención teniendo en cuenta además que su aprendizaje ya les había enseñado en mas de una ocasión que hasta las cáscaras mas duras encierran el alimento mas jugoso.
No olvidemos tampoco que en muchas de las culturas antiguas como la egipcia o las preincas, se realizaron autenticas cirugías cerebrales con extirpación de esquirlas producidas por alguna herida, y lo que aun es mas: al menos algunos pacientes pudieron sobrevivir a este tipo de operaciones como lo atestigua el que su cráneo trepanado volviera a fusionarse, prueba evidente de que el sufrido paciente sobrevivió durante un tiempo considerable después de la intervención quirúrgica.
En cuanto a la segunda de nuestras afirmaciones es bien sabido desde hace ya cierto tiempo que ciertas formas geométricas suelen reiterarse de un modo profuso en la naturaleza, parecería como si la propia estructura de esta tuviera que obedecer a dichos diseños y no a otros, sin querer dar con esto a entender que detrás de ello se encuentre alguna inteligencia ordenadora, mas bien se trataría de que la naturaleza por si misma tiende a esas formas sin ninguna finalidad ulterior.
Un claro ejemplo de ello seria la conocida como sección o proporción áurea, cuya estructura se repite reiteradamente, reflejando la conocida secuencia de Fibonacci, en fenómenos tan diferentes entre si como la concha de una caracola, la disposición de los pétalos de las flores (conocida como ley de Ludwig) o la distancia entre los espirales de una piña.
Otro ejemplo de estructuras reiteradamente recurrentes en la naturaleza, lo encontramos en los fractales cuya estructura queda perfectamente reflejada en los copos de nieve, pero también en las coles Romanescu.
Pues bien, nuestra tesis es que la forma laberíntica seria una mas de aquellas que parecen repetirse en la estructura y forma del Universo, como lo demuestra la configuración de nuestro cerebro, el diseño urbanístico de las ciudades antiguas, nuestras actuales redes de autopistas e incluso también nuestras propias huellas dactilares o las branquias de un determinado tipo de pez.
En este sentido el laberinto como jardín o pasatiempo no seria mas que una expresión del enigma de la estructura del Universo.
Somos conscientes de que tanto la proporciona áurea, como los fractales y también los laberintos han sido objeto de mucha literatura barata y pseudo científica de la cual no somos en absoluto participes. Como ya adelantamos anteriormente, pensamos que este tipo de interpretaciones son ad-hoc en todos los casos, es decir: surgen posteriormente al hecho que intentan explicar (en este caso la existencia de ciertas estructuras regulares en el Universo) sin mas pretensión de explicar ese fenómeno en concreto e intentando superar toda critica posible mediante continuos añadidos y parches que permitan la pervivencia de esa explicación forzada.
Por otra parte creemos que la existencia de estas estructuras arquetípicas no requiere en verdad de ningún tipo de explicación: son simplemente formas en como esta configurado el Universo y obedecen a sus propias leyes internas.
En este sentido conocer el laberinto es, no solo conocernos a nosotros mismos, es también intentar introducirnos en el enigma del Universo, un enigma del cual nosotros formamos parte.