El secreto del laberinto.Primera parte

A continuacion comparto con vosotros un pequeño articulo que voy a dividir en dos partes para no aburrios demasiado.


EL SECRETO DEL LABERINTO

Una investigación sobre cerebros y laberintos


Los laberintos nos han acompañado siempre, prácticamente de que tenemos consciencia de ser humanos. Incluso en el paleolítico se dibujaban (bien en el suelo, bien en rocas o incluso en las paredes) trazos y gráficos muy similares a diseños posteriores mucho más trabajados y elaborados. Hay incluso quien dice que la propia estructura de Stonehenge respondería a este diseño laberíntico.
Sin querer llegar tan lejos, si que podríamos llegar a afirmar que existían ya laberintos perfectamente reconocibles como tales en la civilización egipcia (la propia estructura de los pasillos en el interior de las pirámides intentaba ser lo mas intrincada posible con tal de dificultar el acceso a la cámara real) y por supuesto en la civilización griega (baste con recordar el palacio de Cnosos en Creta que independientemente de que según el mito albergara el laberinto del desdichado Minotauro, era en su propia planificación y distribución un autentico laberinto.
Los antiguos celtas también fueron amantes de ellos (como lo demuestran numerosos petroglifos encontrados en antiguas zonas celtas como la actual Galicia) e igualmente los pueblos orientales los utilizaron tanto como motivo decorativo como en el diseño de alguno de sus principales cascos urbanos (pensemos por ejemplo en la intrincada red de callejones y callejas que componen las medinas antiguas de ciudades como Marrakech o Jerusalén).
En America del Norte los indios hopi nos han dejado la representación pétrea de diversas construcciones laberínticas y por lo que respecta a las antiguas culturas de la actual America Latina, los incas, por ejemplo, eran muy amantes de ellos y las utilizaron en sus representaciones textiles y en el diseño de alguna de sus inmensas fortificaciones como ocurre con el caso de Saqsaywaman.
Por volver a Occidente, es más que conocido la enorme atracción que se sintió por los laberintos tanto durante la Edad media, como posteriormente en el Renacimiento, en la época del Barroco o en la del Rococó. Y así hasta llegar hasta nuestros días donde nos sigue fascinando visitar un jardín con estructura laberíntica ,divertirnos un rato en un simple laberinto de espejos o utilizar los nuevos soportes digitales para intentar encontrar la salida a problemas cada vez mas complejos.
Obviamente cabria preguntarse el porque de esta fascinación por el laberinto Somos conscientes de la existencia de numerosa literatura pseudo científica al respecto dirigida a intentar descifrar la simbología que puede encerrar el laberinto y a intentar dar una visión mística de los mismos. Según esta corriente hermenéutica el laberinto vendría a representar una especie de camino espiritual (algo de cierto tiene que haber en este tipo de lecturas cuando resulta que el conocidísimo juego de la oca, de indudable estructura laberíntica, vendría a simbolizar nada mas ni nada menos que el camino de Santiago con todo la carga mística que este conlleva) ,una vía de perfección que nos conduciría hacia un estado de purificación y paz que presuntamente se obtendría al encontrar el centro del laberinto o bien su salida. Así se ha señalado que los laberintos prehistóricos podrían representar una especie de ruta para danzas rituales (al igual que sus dibujos de bisontes y ciervos desempeñaban también una clara función mágica y no meramente pictórica) y que en la Edad media el laberinto venia a representar el camino del penitente hacia Dios que estaría situado en el centro del mismo.
Sin rechazar por completo este tipo de interpretaciones (pues resulta innegable que los seres humanos hemos hecho uso a lo largo de la historia de la forma laberíntica para simbolizar una determinada serie de hechos que deseábamos codificar o transmitir de este modo peculiar) pensamos que no acaban de alcanzar el autentico meollo de la cuestión que aquí se esta debatiendo, y consideramos que se trata mas bien de explicaciones ad-hoc, como mas adelante tendremos ocasión de intentar justificar. Creemos, y estamos convencidos de ello, que la universalización del fenómeno del laberinto exige otro tipo de explicación que permanezca dentro del ámbito de lo científico y racional, por eso la tesis que vamos a sostener y defender en el presente articulo es doble: por un lado intentaremos argumentar como el laberinto vendría a ser en realidad una proyección exterior de lo que nos resulta mas interior e inaccesible de nuestro propio cuerpo: nuestro cerebro, seria de este modo una manera de hacer tangible y palpable aquello que normalmente se encuentra oculto bajo nuestra cavidad craneal pero de lo cual reconocemos su enorme importancia. Por otro lado, y complementando esta primera aseveración, sostendremos también que la forma laberíntica responde simplemente a una de las estructuras mas repetidas en la propia naturaleza y de ahí nuestra fascinación por ella.


Continuara.....-.